miércoles, agosto 16, 2006

Mi nombre es Plenitud

Bien, bien. Mi vida va bien.
Soy un hombre pleno. Tengo un carro que estrellar y una esposa a quien penetrar, y eso, sin contar las perras que me levanto fuera de casa. Mi vida va genial. Tengo una casa y soy dueño de cada objeto dentro de ella. Tengo una gran televisión para ver cosas que no entiendo ni me interesan, pero que me divierten hasta la llegada del ultimo bostezo nocturno luego de un agotador día de trabajo. Tengo una refrigeradora para almacenar bebidas light y también una repisa llena de libros que jamás leeré por qué sí, solo sí. Solo los leeré cuando no, solo no: Sí solo si; me cortan el cable, no tengo dinero para salir con mis amigos (o una puta), o a mi mujer se le borra la vagina. No solo no; si todo sigue tan perfecto como ahora y no me doy cuenta de que soy un imbécil que está más muerto que vivo… Si yo fuera como aquel que escribe estas líneas, entonces podría darme cuenta de que el caos y la destrucción del mundo es lo mejor para mi. Pero no, soy solo este hombre moderno al que engañaron con la palabra libertad y que le metieron el dedo que ahora es del tamaño de un puño sin permitirle nada más que la inercia perpetua y una gran máscara de una gran sonrisa en la gran cara de “ni yo me la creo pero que importa”.

Trabajo duro para que mis hijos sean mejores que yo, sí, quiero que Joelcito sea doctor, Esteban abogado y que mi Maritza sea una gran arquitecta, como lo fue su… ¿quien fue arquitecta? Bueno lo acabo de olvidar, es que tengo tantas cosas importantes en las cuales pensar, que no tengo cabeza para pensar en boberías; ustedes saben: cuentas que pagar, depósitos que hacer, cosas innecesarias que comprar a plazos para llenar mi ego de alguito más de autoestima y sentirme bien dentro de este mundo tan bueno que brinda oportunidades a todos por igual. Solo no hay que ser flojos y parar pensando en cosas tontas como cambiar el mundo, luchar por la igualdad, ser pintor, edificar refugios alternativos, cambiar el sistema de gobierno, etc, etc ,etc, etc. Hay que esforzarse mucho para poder ser alguien y dejar huella, ustedes saben, dejar esa huella que todos pretenden dejar y que no llega a ser más que un chicle de mierda ya masticado y sin sabor que se derrite bajo el sol.

¡Ah! Acabo de recordar quien fue arquitecta en mi fami…. ¡mierda!, ¿quien puede llamar a estas horas? Ojalá no sea mi jefe llamando para llamarme la atención, acabo de recordar que no entregue el libro de cuentas por ir a ver la actuación de Esteban como oso panda en su colegio. Maldita sea, nunca más volveré a cometer ese error… Aunque… el cabrón de Carlos tiene mi celular porque llamaría a este… ¿¡quien carajos será!?

¿Aló?... ah eras tú… ¿Cuántas veces te he dicho que no me llames a casa? Y menos a estas horas…No… No… Mañana hablamos, (mi mujer esta a mi lado, que mañana hablamos te digo)

-¿Amor con quien hablas?

Con nadie amor con nadie, sigue durmiendo. (Puta madre)

Como decía: Soy un hombre pleno.

lunes, mayo 22, 2006

Hermanos Ache.


.hemoglobinA



viernes, abril 21, 2006

Corte Adicto

Hay que perder la fe en el mundo para poder descubrir uno nuevo.


Podría abrazar de pronto la omnipresente obsesión de conseguir una digna y admirable meta; una obsesión socialmente aceptable, una buena obsesión: Subir de “estatus”. Podría caer en empecinarme con ello y vestir descaradamente mi mas palpable yo con aquel perfecto paradigma llamado “buen ciudadano”. Quizás yo arriesgaría mucho -e incluso todo- por alcanzar “estatus” si me lo propongo… Podría desterrar de mi vida el placentero ocio que ha evolucionado muy bien en mí durante muchos años de libre disposición de mi tiempo. Podría amarrarme a un horario de pensamientos y acciones mientras espero ansioso unas merecidas pero insuficientes y mal pagadas vacaciones para poder tomar un poco de aire y sobrevivir. Podría trazarme el objetivo “digno” de un joven “sano e inteligente” y resistir decenas de pequeñas y aburridas batallas contra mis propias visiones (desaprobables según cualquiera menos yo). Podría aprender, estudiar, conseguir una profesión con algo de esfuerzo extra; podría conseguir un trabajo demostrando mis capacidades de organización y mi predisposición a la sociabilidad y subir mi “estatus” Podría elevar el número de V.B. en mi lista de logros “personales”inexistentes para cualquiera solo para inflar e inflar mi flaco ego.




Pero yo no deseo elevar mi “estatus” porque no me siento perteneciente a uno; Soy un paria de la rutina gris y embustera del mundo. Un Caín con una ametralladora invisible en las manos listo para arrasar con su verdugo celestial.

Podría tomarme la molestia de pensar en el prójimo como alguien en quien confiar y a quien amar. Pero el prójimo es tan indeseable como yo, tan aburrido, soberbio y egoísta que es mejor mantenerlo a raya. Mejor es encerrarse en una burbuja y liberarse dentro de ella antes que mancharse el humor con el prójimo. Es mejor saber al prójimo como alguien a quien patear si se atraviesa en mi camino que pensar en que me abrazará y me hará sentir mejor… Es mejor encontrar en el prójimo alguien a quien amar como a uno mismo solo si este lo merece.

Algo de religiosidad y estúpida confianza en el orden establecido nos hará sentir un poco tranquilos. Asumir como razón de vida marchitas esperanzas de cambiar el mundo con reformas al sistema nos hará pertenecientes a lo anti. Un poco de revueltas cada cierto periodo para no perder la costumbre y sentirnos revolucionarios y transgresores, emular a un Marx, un Bakunnin o un Jesucristo para darle un sentido a nuestros clonados días de existencia. (Yo emulo, tú emulas, nosotros emulamos). Un poco de rebeldía contra cualquier límite -menos el propio- nos hace pertenecer a lo alternativo. Pero si no se tiene religión ni se cree que el mundo deba cambiar para sentirse bien con uno mismo entonces se convierte en alguien “negativo”. Si alguien participa solo de revueltas personales y no colectivas se convierte en un “apático. Si uno siente rebeldía hacia la rebeldía que solo busca reconocimiento para escabullirse en uno como un gusano hambriento de conciencias infrarrojas entonces es un “nihilista”. Siempre hay un nombre para lo que no encaja, siempre.

El mundo no merece cambiar si cada uno de sus “prodigiosos” habitantes no cambia su propio mundo. No existirá libertad ni justicia mientras no aceptemos que ella depende más de uno mismo que de la mega-mayoría. Si seguimos pensando en que “otro mundo es posible” sin quebrantar nuestros propios límites mentales y sensitivos para conseguirlo seguiremos siendo por siempre una gran bestia caníbal que desgarra su propia supervivencia con colmillos de conformismo.






Yo podría crecer en dirección al sol y respirar un poco de la paz que maquilla la frustración de los afortunados y alimentarme de las enfadadas esperanzas de aquellos idealistas que se prometen a si mismos y a los demás un nuevo mundo. Pero carezco de fe y de confianza en la humanidad…




domingo, marzo 19, 2006
ola tonto